El miércoles 30 de enero en San José de Costa Rica, se llevó a cabo la conferencia regional: “La desinformación en la era digital y su impacto en la libertad de expresión y los procesos electorales”. La misma surge como respuesta al cambio constante al que se exponen las democracias frente a las tecnologías emergentes, que si bien han propiciado grandes ventajas para el ejercicio del derecho de asociación, de la libertad de expresión y el debate público, por otro lado, han generado que el recibimiento y la difusión de información se multiplique deliberadamente e impulse el fenómeno de las ‘noticias falsas’ (fake news).
Edison Lanza, Relator Especial de la CIDH para la Libertad de Expresión, fue el encargado de abordar el tema más profundamente. El mismo ha enfatizado en la importancia de realizar un saneamiento epistemológico al concepto de noticias falsas, ya que debido a su ambigüedad tiende a abrir paso a que el mismo se utilice con fines malintencionados. Por ende, sugiere referirse a ello como diseminación deliberada de desinformación.
Realizó hincapié a casos recientes como el de Brasil, en el cual se introduce el papel de nuevas plataformas tecnológicas de comunicación como WhatsApp, que resulta el único medio por el cual muchas personas se informan, producto de modelos de negocios que atentan contra la Neutralidad de la Red mediante el Zero Rating. Este tipo de plataformas dificultan seguir el flujo e identificar el origen de campañas malintencionadas, debido a que es cerrada y cuenta con cifrado.
Asimismo, un punto relevante en este sentido es que aunque las y los periodistas poseen la obligación ética de agotar todos los medios a su alcance para llegar a información verdadera, no se procura con esto limitar las noticias a la veracidad absoluta, ya que eso conlleva socavar el debate público, la crítica y el error. A su vez, el derecho a rectificación de respuesta debe retomarse.
Finalmente, se contó con participación de la sociedad civil centroamericana. Desde Guatemala, se acusa que es el Estado el que ha intercedido en desinformar a la población, como herramienta para mantenerse en el poder y para desprestigiar a los sectores sociales opositores. De la misma manera en Honduras, la desinformación se ha manifestado en creación de contenido perjudicial directamente contra las candidaturas a puestos de elección popular. Esto se agudiza cuando las mismas se conforman por sectores vulnerables de la población, tales como la comunidad LGBTIQ+, a través del estigma y discurso de odio en su contra y con respecto a las mujeres, mediante la difusión de imágenes íntimas no consentidas. Estas situaciones polarizan a la población aún más y afectan seriamente al debate público.
Se hace un llamado a continuar atendiendo este fenómeno en manera conjunta, pues la conferencia dejó en evidencia que en varios países de la región se están gestando iniciativas con características en común para regular redes sociales y plataformas digitales. En entornos tan restrictivos como el centroamericano, esta no es la solución.